Ya teníamos sitio, pero no se lo iba a dejar tan fácil ni perder
la oportunidad del juego que no da algo tan sencillo como sentarnos en una
mesa.
El segundo día les hice la siguiente propuesta:
-
Hoy
podéis cambiar de sitio, dónde queráis y con quién queráis, pero tenéis que
respetar un número máximo de niños y niñas que caben en cada mesa.
En
la mesa de la Seño, no se pueden sentar más de 5 niños, ni más de 3 niñas; en
la mesa de los Justos no puede haber más de 2 niños, ni más de 2 niñas; y en la
mesa de la Biblioteca no puede haber más de 4 niños, ni más de 4 niñas.
Los
dejé solos/as para que ellos/ellas mismos/as se pusieran de acuerdo, contaran y
recontaran para comprobar que lo estaban haciendo bien o de lo contrario, había
que realizar algunos cambios para cumplir con lo acordado.
Para
mí fue muy satisfactorio ver sus cabecitas pensantes, observar a los que “tiran”
del grupo y a los que se dejan “llevar”, a los que antes de hacer algo que le
ordene otro compañero, le gusta cerciorarse de que lleva razón…
Les
preparé un soporte con dos listas, una para que pusieran el nombre las niñas y
otra los niños. Y debajo el total de cada uno.
Pero
no concluimos ahí la tarea. Les propuse que podían ponerle un nombre a su mesa para
referirme a cada grupo, por ejemplo para que fueran a lavarse las manos: “la
mesa de los_____ que se lave las manos”
Después de un rato discutiendo entre ellos y proponiendo cada uno un nombre... no hubo acuerdo. Ninguno cedía a las propuestas de los demás. Es algo que nos cuesta a los adultos, así es que para niños/as de 3-4 años, debe de ser muy complicado. Lo volveremos a intentar en otro momento.
Los carteles se quedarán en las mesas, porque de vez en cuando cambiaremos de sitio teniendo en cuenta esta variable y que no pueden repetir mesa o silla.
Los carteles se quedarán en las mesas, porque de vez en cuando cambiaremos de sitio teniendo en cuenta esta variable y que no pueden repetir mesa o silla.
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