La cueva en la que nos encontramos los huevos, se ha convertido en un rincón muy divertido y atractivo para ellos/ellas ya que se pueden esconder ellos, a los dinosaurios debajo del serrín, de esta forma se convierten en paleontólogos/as.
Manipular y experimentar con el serrín en sí ya es un placer muy estimulante.
A veces está oscura y utilizamos linternas, algo que les apasiona. Investigan las posibilidades de la luz y las sombras. El otro día escuchaba como Paula le contaba a su equipo una historia de miedo...
Lo siento por las madres, porque seguramente los/las niños/as lleguen con restos... Pero ya sabéis que "la infancia se abandona cuando te preocupa más ensuciarte que la experiencia"
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