Me vine arriba con las peticiones de los colores de la plastilina y les propuse jugar a las tiendas de nuevo con el maestro José Miguel, así que dos tiendas en vez de una. Esta vez tenía pegatinas. Intenté engañarles con los colores pero fueron adivinando los cuatro colores: rojo, amarillo, verde y azul.
Les dije que tenían que pedirme cuántas y de qué color las querían para tapar todos los puntitos negros. Yo ya los había evaluado con un dado un par de día antes y sabía si conocían la retahíla (1,2,3,4...) y si asociaban cada número a un objeto (básicamente saber contar) y no muchos sabían.
En el papel pintaban del color que querían pero no dibujaban tantos como. Así que les di la posibilidad de pedirlos de forma oral.
Algunos me enseñaban varios dedos, otros me decían 1,2 y 3, o 5,2,4,8, o 2... y así iban dando viajes a la tienda hasta completar los puntitos.
Despegar la pegatina ya tiene su problema en sí...
Porque no es lo mismo aprender a contar por contar que contar por necesidad, para solucionar problemas que pueden surgir en la vida. Como el que nos ponía como ejemplo mi profesora de matemáticas Luisa Ruiz Higueras: "lleva a la mesa los cubiertos que necesitemos para comer todos, en un solo viaje"
Matemáticas para la vida.