jueves, 21 de noviembre de 2013

La música también se escribe.

       En esta semana dedicada a la Tristeza-Alegría, no podía faltar Beethoven y su himno de la alegría.

       Pero no sólo lo hemos escuchado y bailado, hemos aprovechado para cuestionarles cómo podemos tocar actualmente la música que compuso alguien hace tantos años y estar muerto.


       La música se escribe y no con letras. Han visto varias partituras y después de leerlas con mi flauta y comprobar que sonaba igual que en el cd (se han sorprendido gratamente), nos hemos convertido en negras, blancas, redondas, corcheas y silencios.


        Llevábamos la imagen de lo que éramos pegada a la camiseta. Nos hemos subido a las mesas para clasificarnos.


        Hemos cantado el himno de la alegría de los teleñecos, que no tiene letra sólo usan "miii mi mi mi mi mi mi..." Y de esta forma podíamos diferenciar los tiempos de las notas. Cada grupo decía su "mi" cuando les señalaba, con la duración que marcaba la nota de su camiseta.

         También hemos hecho grupos mixtos. Se ponían en fila y leíamos el repente.  


       De momento os dejo la culminación con los alumnos/as de quinto y sexto que nos han ofrecido un mini concierto muy profesional con atril y todo, para que  veamos la utilidad del "texto musical escrito"





        Al día siguiente recordamos la partitura y vimos las notas musicales que Rubén de la clase de José Miguel nos escribió en la pizarra para que no olvidáramos cómo se llamaban.

       Las vimos y tocamos en el Xilófono y volvimos a comprobar que leyendo la partitura de Beethoven podíamos hacer que sonara como en el cd y en la flauta.



       Pido disculpas a los maestros especialistas de música, por si esta no fuera la mejor forma de desarrollar la inteligencia musical o si he cometido algún error técnico.


       

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